Cuando el sabio señala al cielo, el necio mira el dedo

Como ya he comentado en la página de inicio del blog llevo 20 años padeciendo diversos dolores y otros síntomas asociados a lo que hoy conocemos como Síndrome de Fibromialgia. Inicialmente mis dolores se focalizaron en las caderas. Como ejemplo ilustrativo cabe decir que penas podía conducir el coche más de dos horas. Tenía 21 años, una constitución fuerte y había hecho diverso deporte durante mi vida. Pero cuando llevaba hora y media conduciendo tenía que parar el coche, bajar del mismo entumecido - como un viejo de 80 años - y realizar estiramientos durante unos diez minutos. (Imagen RX de mi cadera realizada en 2006).

Puse en conocimiento de mi doctora de cabecera estos dolores. Me remitió al traumatólogo quién hizo radiografías (RX), analíticas (para descartar enfermedades reumáticas) y una gammagrafía ósea. Se me diagnosticó una Necrosis aséptica de cabeza femoral derecha, lo que suponía que había que poner una prótesis o cortar el hueso para dejarme cojo durante toda la vida. Pasé a preoperatorio y me hicieron una Resonancia Magnética (RNM) de cadera en la que ¡SORPRESA! no aparecía ninguna lesión. Nuevas RNM de cadera y espalda lumbar para descartar lesión alguna. No había nada. Pero como yo insistía en mis dolores, se me diagnosticó una Trocanteritis idiopática y dieron carpetazo al tema con una infiltración corticoidea.

En 1993 me empiezo a quejar de dolores en la zona del cuello y de la cintura escapular. Vuelvo al traumatólogo, quien me hace RX y me comenta que hay un leve desgaste cervical. Para profundizar me manda hacer una RNM y me diagnostica Desecación de discos vertebrales C2-C7 así como un Sindrome Arnold-Chiari sin siringomelia. Cerró el tema recetándome una almohada cervical, una tabla de ejercicios de estiramiento y unos antiinflamatorios (AINES) para reducir el dolor.

En 1994 empiezan los dolores en mi rodilla izquierda. No podía permanecer mucho tiempo de pie y notaba pinchazos al subir y bajar escaleras. El traumatólogo me hace una RNM y me diagnostica Rotura grado II-III del menisco lateral interno. Paso por quirófano, pero la artroscopia revela que el menisco estaba intacto - ¡SORPRESA! -, pero se observaba una Condromatosis rotuliana.

En 1995, dos años después de haber comenzado a jugar a golf, sufro fuertes dolores en los codos. Apenas podía levantar una lata de refresco. El traumatólogo me diagnostico Epicondilitis bilateral. Me infiltró con corticoides y ¡ZAS! desapareció el dolor... durante una semana. Vuelta a infiltrar una segunda vez, con peores resultados y hasta una tercera vez. Rehabilitación con masaje Ciriax, estiramientos y ultrasonidos que fracasaron. Finalmente un médico coreano resolvió mi problema con acupuntura y moxabustión y en tres semanas el dolor desapareció, permaneciendo no obstante un ligero malestar en los codos que no me ha impedido realizar actividad alguna.

En el año 2000, como consecuencia de un traumatismo, apenas puedo mover el hombro derecho del dolor que tenía. RX, RNM... y no aparece nada. Me realizan una artroscopia y ¡TOMA YA!: Sindrome del Impigement, Lesión de Bankar, Bursectomía y Acromioplastia. Sin embargo, sigo practicando mis deportes favoritos.

Con el paso de los años aumentan los dolores y el cansancio se adueña de mi cuerpo. Los dolores en la zona lumbar me despiertan por la noche y me levanto por la mañana con una rigidez en toda la espalda. Mi doctora me remite nuevamente al traumatólogo: RX, Analíticas, RNM's... y nada!. Me manda al reumatólogo (pero, ¿esos médicos existen?) quien me diagnostica una Espondiloartropatia psoriásica negativa - ¿estará seguro de su diagnóstico?-. Me prescribe Metrotexate, Salazopirina y Dacortin que tomo... durante casi un año! sin mejoría alguna!!

En 2003 empieza un terrible, agudo e insoportable dolor en mi talón derecho. RX que diagnostican un incipiente espolón calcaneo (Imagen RX de mis talones realizada en 2007). Plantillas de silicona y a los tres meses ¡LOS DOS TALONES!. Apenas podía caminar. Busco información en internet y veo que las infiltraciones de ozono están haciendo furor. Localizo a un médico-osteopata que utiliza el ozono, y después de cinco infiltraciones desaparece el dolor durante un año!. Ese mismo año y despues de una sinusitis invernal empiezo con unos acúfenos bilaterales permanentes. Todo el día oyendo pitidos en mis oídos. No hay cura para esto.

Parecía que en el 2004 habían disminuido parte de mis dolores cuando me sobrevienen unos terribles dolores en la zona de las muelas. Tomo AINES, pero no desparecen. Al contrario se hacen más fuertes y se extienden al pómulo y al interior del ojo, en mi cara. I-N-S-O-P-O-R-T-A-B-L-E-S. Voy al neurólogo y me diagnostica Cefaleas en racimo y neuralgia del trigémino. Me receta corticoides y gabapentina. A los tres meses desaparecen los dolores. Tengo miedo de abandonar la medicación y continúo con la gabapentina durante 6 meses más. Pero a pesar de tomar GABAPENTINA - del que se deriva la Pregabalina de nuestra famosa Lyrica - no disminuyen mis dolores en mi cuerpo.

Al año siguiente empieza a bloquearse mi mano izquierda. Me despierto por la noche con hormigueos y con los dedos atenazados en forma de garra. Voy al traumatólogo y me hace una Electromiografía. Me diagnostica un Síndrome del Tunel Carpiano. Se lo comento al médico-osteopata y me hace cuatro infiltraciones de ozono. El dolor, el hormigueo y la tumefación desaparecen.

Pero desgraciadamente vuelven los dolores a mis talones. Que si fascitis plantar, que si periostitis del calcáneo, que si espolón calcáneo... Lo cierto es que el dolor apenas me deja andar. Vuelvo al ozono, pero no funciona esta vez. Entonces acudo a la consulta de un médico rehabilitador. Me propone realizar el tratamiento para los talones con ondas de choque extracorpóreas. Las mismas que se utilizan para eliminar los cálculos renales. Realizo las tres sesiones previstas - se trata de autolesionar al cuerpo para que este produzca una reparación por sus propios medios - pero no noto ninguna mejoría. Voy a un famoso fisioterapeuta para realizar un tratamiento de Electrolisis Percutánea Intratisular. Después de siete infiltraciones, consistentes en introducir una solución salina - previa anestesia del talón - e introducir corriente eléctrica para producir una electrolisis que esclerose el tejido interno y resolver un problema degenerativo. ¿Fasciosis o fascitis?, no hay respuesta y el dolor sigue igual. Finalmente voy a otro famoso podólogo y a un fisioterapeuta que trabaja con una nueva revolucionaria máquina contra el dolor: el Inter X 5000. Un dispositivo contra el dolor basado en tecnología de los cosmonautas rusos. Al mismo tiempo, acudo al podólogo quien me hace un estudio biomecánico y me hace unas plantillas. Con una sesión y mis nuevas plantillas desaparece el dolor de mis talones ¡DE REPENTE!.

Pero mi espalda me jugo una mala pasada. A principios de 2007 notaba unos fuertes pinchazos al caminar. Más de una vez, al levantarme de la silla, me quede engatillado, bloqueado, sin poder moverme. Me diagnósticaron un sindrome facetario en la zona lumbar. Pasé por quirófano y el traumatólogo me realizó una rizolisis lumbar con fluoroscopio.

Durante los últimos seis años los dolores en todo el cuerpo se iban extendiéndose y haciéndose más pesados, insoportables e incapacitantes. Caderas, zona lumbar, cuello, espalda dorsal, codos, hombros, rodillas, talones, músculos de la espalda y de las piernas... Nuevamente busco información y tratamiento en Google: Apiterapia. Y me voy a Barcelona a tratarme con ¡PICADURAS DE ABEJA! Al parecer el veneno de las abejas tiene importantes propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Pero después de una docena de sesiones... sigo igual. O peor, porque el desánimo se adueña de mí.

Durante estos últimos seis años he andado de un lado a otro, buscando todo tipo de médicos y tratamientos para mis males. Porque a los dolores musculares, fasciales y articulares descritos anteriormente hay que añadir otra serie de afecciones que he sufrido. Mis primeras crisis de ansiedad comenzaron tras una severa dieta que me permitió perder 18 kilos. Dejé de fumar el mismo día que empecé la dieta... y desde entonces vivo en un permanente estado de ansiedad. A ello se unió estados depresivos que requirieron tratamiento psiquiátrico y farmacológico. Pero también palpitaciones y dolores torácicos que me han hecho temer - cuando aparecían - que estaba sufriendo un ataque al corazón. Y acababa yendo al Servicio de Urgencias del Hospital - un promedio de 5 veces por año. No me olvido tampoco de mi irregular tránsito intestinal que permuta periodos pseudodiarréicos con otros - mucho más breves - de estreñimiento. O de ese molesto reflujo gastroesofágico que tantas veces da la lata. Tampoco mi piel se ha privado de sus propias patologías: criptopsoriasis - que indujo a mi primer reumatólogo a diagnosticarme una EA que después han tenido que rectificar por una FM -, dermatitis seborréica y alopecia son algunos de los trastornos que he venido padeciendo de manera permanente. He hablado de mis acúfenos permanentes - tan molestos como odiosos, todo el día escuchando un pitido enloquecedor - pero también he de hablar de un par de cuadros de vértigos paroxísticos benignos, de leve hipoacusia bilateral y de disfunción de la función tubárica. Y de una hiperreactividad bronquial - pseudoasma - que empeora con mis estados nerviosos y con el mal tiempo. En lo referente a mi salud dental, cabe destacar la existencia de dos piezas supernumerarias y de una cantidad excesiva de caries - en torno a las 30 - para quien mantiene unos hábitos irregulares de higiene buco dental. Y también bruxismo nocturno, que mal llevo con una férula de descarga . Lo último que vengo padeciendo - en el último año - son disfunciones sexuales relacionadas con la eyaculación.

A lo largo de estos veinte años me han realizado decenas y decenas de placas radiográficas, dos decenas de resonancias magnéticas, varios TAC's y ecografías. Al margen de electrocardiogramas, electromiografías, pruebas analíticas sanguineas por doquier y una gammagrafía osea. ¿Y que se ha objetivado FEHACIENTEMENTE?: que mi columna vertebral es compatible con la normalidad, una incipiente sacroileitis unilateral, y un ligero descenso - 4mm - de las amidgalas cerebelosas; una capsulitis en mi hombro izquierdo, un sindrome del impigement, una lesión de bankart, una bursectomía y una acromioplastia en el hombro derecho; un atrapamiento en el tunel carpiano; una luxación del disco mandibular derecho; una condromatosis rotuliana; y un engrosamiento de la fascia plantar del pie derecho. ¿Y mis analíticas sanguíneas? Se me ha realizado analíticas anuales - algunas tan exhaustivas que mi propia doctora de cabecera desconocía algunas pruebas - y lo único que ha aparecido alterado permanentemente han sido mis triglicéridos - en torno a 280 -, pero nada más. NINGÚN otro valor ha aparecido nunca alterado de manera significativa, al margen de mis eosinofilos y ocasionalmente mi urato. Y eso que los médicos han buscado hasta las pruebas sanguíneas más inusuales (antiANAS, ADAS, Borrelia burgdorferi, HLB-27, HLB-25...) Pero nunca hubo alteración alguna. Y me han hecho creer - diversos médicos, reumatólogos incluidos - que padecía, por ejemplo, una Espondiloartropatía psoriásica negativa. ¡NO!, se ha tratado simplemente de aquello que los médicos llaman coloquialmente el "cajón de sastre": FIBROMIALGIA.

En fin, un permanente vía crucis de: Médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, psicólogos, psiquiatras, posturólogos, osteópatas, traumatólogos, podólogos, reumatólogos, medicos internistas, acupuntura, naturópatas... Un montón de dinero gastado, de tiempo perdido y de desilusión en terapias que han fracasado o han funcionado parcialmente. Y empieza a rondarme en la cabeza la idea de acabar con todo, de que no merece la pena vivir esta vida sufriendo día tras día. Hasta que hace unos diez meses buscando en Google tratamientos y terapias para la Fibromialgia (sí, sí hasta cuatro tipo de médicos diferentes me la habían diagnosticado: reumatólogo, rehabilitador, internista y traumatólogo) encuentro que un médico suizo - el controvertido Dr. Bauer - afirma que tiene un tratamiento quirúrgico. ¿OPERAR LA FIBROMIALGIA? Sonaba tan inverosímil... como interesante. En un primer momento no me motivó. Desconfié, ¿un iluminado? ¿un charlatán que quería enriquecerse a costa del sufrimiento de unas personas desesperadas y angustiadas? Así que me puse a buscar información y testimonios, sobre todo TESTIMONIOS. El Dr. Bauer afirmaba que había operado a casi un millar de personas de todo el mundo, con resultados espectaculares. Se trataba de dar con algunos de ellos. localizarlos y conocer su experiencia personal, su evolución postoperatoria. Y premio! conseguí contactar con pacientes de Inglaterra, Italia, Holanda y ESPAÑA!! También aquí había gente que se había operado. Y en todos los casos... con resultados espectaculares.

Así que decidí operarme. ¿Qué tenía que perder? ¿Una suma relevante de dinero? ¿una cicatriz y unos meses de convalecencia? Pero... y si funciona? Y si encontraba con la solución a un calvario cada vez más insoportable? Así que el 4 de febrero de 2008 acudí a la consulta del Dr. Bauer en Suiza... quien me ha operado del cuadrante inferior derecho.

Como refuerzo de la operación, y para mis talones que tienen una lesión degenerativa, aprovechamos la ocasión para realizar un tratamiento novedoso desarrollado en España: una infiltración autológica de Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRFG). Se trata de extraer sangre del brazo, separar componentes, activar las plaquetas con una solución de calcio e infiltrarla en la zona de tejido degenerativo. Se realizan tres infiltraciones (hasta el momento sólo se ha realizado una).

Ahora toca esperar y ver los acontecimientos.